lunes, 14 de enero de 2008

PENINSULA ITALICA (280-275 a.d.C)

A principios del siglo III AC, el belicoso territorio del Epiro, al oeste de Grecia, era gobernado por Pirro, un rey guerrero en cuerpo y alma del que se decía que tenía el talante de Alejandro Magno y había heredado la fuerza de Aquiles. Hoy, Pirro es considerado uno de los generales más sagaces de la Antigüedad, pero a él le corresponde también el dudoso honor de dar origen al término “victoria pirrica”.

Y es que, para Pirro, sus triunfos distaban mucho de serlo. En 280 a. de C., los ciudadanos de Tarento, una antiguacolonia griega del sur de la península Itálica, solicitaron ayuda a los epirotas, ya que temían ser víctimas del expansionismo de Roma. Pirro vio la oportunidad de llevar su influencia al otro lado del Adriático y fue allí con un formidable ejército de 20.000 infantes, 3.000 caballeros, 2.000 arqueros, 500 honderos y 20 elefantes de guerra.

La primera batalla importante tuvo lugar en Heraclea, al norte de Tarento. Aunque los elefantes atemorizaron a los 35.000 romanos que se les oponían, éstos se mantuvieron firmes. Aun así, y a un alto precio —7.000 bajas romanas por 4.000 epirotas—, se impusieron las huestes de Pirro. Un año más tarde, éste decidió asediar Asculum. Entonces, un contingente romano de 45.000 hombres intentó romper el sitio. En el enfrentamiento murieron 6.000 de ellos, pero también 3.000 epirotas.

Después de la retirada de los contendientes, un personaje del círculo de Pirro se presentó para felicitar por la victoria. Y el estrateg
a le contestó: “sí, otra victoriade éstas y estamos perdidos”. De hecho, en 275 AC., en Beneventum, cerca de Nápoles, los del Epiro y sus aliados fracasaron estrepitosamente y poco después abandonaron la península Itálica.


GUERRA DE FLANDES (1567-1648)

La guerra de Flandes, librada por España y sus aliados durante 81 años , fue un inútil intento de someter las provincias protestantes holandesas. Estas, apoyadas en ciertas ocasiones por las otras potencias, se habían rebelado contra la ocupación española que, entre otras cuestiones, había impuesto la inquisición en aquel territorio. El pobre resultado de este enfrentamiento convirtió las primeras victorias en pírricos triunfos.

Así, la batalla de Ostende (1601-1604), en la que los ejércitos católicos perdieron hasta 70.000 hombres en los asaltos a la plaza o la toma de Breda (1.625), que salo resistió 12 años en manos españolas, eclipsaron los éxitos iniciales del Duque de Alba. Al final, toda la campaña terminó enquistándose y aquel ingente número de hombres y recursos se convirtió, en buena parte, en el responsable de la bancarrota en la que se sumió el estado español en 1627.



Los Héroes de Bunk
er Hill (EE.UU. 17-6-1775)

En los primeros compases de la Guerra de Independencia Americana se produjo un acontecimiento que convirtió aquella revolución en un conflicto muy real para los británicos. No muy lejos de Boston, los rebeldes se habían hecho fuertes en Breed y Bunker Hill, dos lugares donde se habían atrincherado a la espera de la acometida de los 2.000 soldados británicos que mandaba el general Howe.

Después de bombardear toda la zona, los ingleses cargaron sus bayonetas y entraron en combate cerrado con los americanos. Fue entonces cuando los defensores, por entonces poco preparados para este tipo de enfrentamiento, fueron desalojados de sus posiciones, aunque a un elevado precio.

De hecho, la mayoría de las bajas entre los rebeldes se dieron cuando trataban de alejarse de las colinas. Sin embargo, vendieron cara la derrota. Todos los altos mandos a excepción del propio Howe y un gran número de oficiales—en total 1.054 británicos— se vieron alcanzados por los disparos. Más de 800 soldados resultaron heridos de consideración y 226 murieron. Los americanos, en su mayoría granjeros dirigidos por comandantes veteranos de las guerras contra los franceses, perdieron 140 hombres y 30 fueron capturados.

Luego de constatar los problemas que había encontrado su ejército, considerado el más potente de la época, el general Thomas Gage, comandante en jefe de las tropas británicas en Norteamérica, no pudo sino hacerse eco de las palabras de Pirrro: “otra victoria así nos destruirá”.



Borodino, el fiasco de Napoleón (RUSIA 5-09-1812):


En su avance hacia Moscú, y después de haberse adentrado unos 1.000 kilómetros en el territorio enemigo, Napoleón se encontró con que los rusos, enviados por Kutuzov, se habían detenido en su retirada y habían logrado agrupar unos 120.000 hombres alrededor de tres colinas. En una de ellas, conocida como Gran Reducto, habían colocado 27 piezas de artillería. A pesar de la oposición, los franceses consiguieron tomarla y devastaron Borodino. Eso sí, a costa de numerosas bajas y, de hecho, no pudieron impedir que los rusos la retomaran poco después. Las pérdidas fueron enormes para ambas partes.

Los rusos, luego de una carga desesperada de los coraceros de Murat y de la infantería, y presionados por el martilleo constante de la artillería pesada francesa, se retiraron. La victoria de Napoleón tuvo un costo excesivo para los magros resultados que le reportó: perdió 43 generales, 110 coroneles y 30.000 soldados.

Los rusos perdieron 60.000 hombres. Los mariscales de Napoleón criticaron la forma de dirigir la batalla y el fiasco que representó, ya que aquel enfrentamiento aumentó las bajas francesas que antes del combate ya ascendían a más de 150.000. A pesar del desastre, Napoléon logró entrar en Moscú.

Sin embargo, un impresionante incendio, que poco después devoró la ciudad, obligó a las tropas francesas a retirarse. Sólo 10.000 soldados del medio millón que iniciaron la campaña volvieron para contarlo. Quizá por eso, los historiadores de la antigua Unión Soviética consideraron Borodino una rotunda victoria rusa.


SIGUE

3 comentarios:

capitanfla dijo...

Había olvidado el término "victoria pírrica".
Gracias por recordármelo, a pesar de su dudoso origen, jaja.


En Flandes, existían motivaciones diametralmente diferentes en cada bando.
Unos luchaban por la moral, y otros luchaban por el dinero.
No es difícil adivinar quién ganó...


En Rusia, pueden faltar armas, ya que son caras, pero el material de guerra más barato es el hombre, e históricamente lo ha sido.


Espero ansioso la próxima entrega.
Saludos.

Forbidden Reloaded dijo...

Es cierto, un cúmulo de victorias no gana la guerra, la batalla es una cuestión militar, la guerra una cuestión política. Como decía Sun Tzu "Porque obtener cien victorias en cien batallas no es el colmo de la habilidad. Someter al enemigo sin librar combate es el colmo de la habilidad"

Non vi, sed arte

Anónimo dijo...

Borodino fue una victoria rusa, aunque los putos franceses se la cuenten.

Salieron hechos girones y aunque incendiaron Moscú, la reconstruyeron en dos años.

Kutuzov o muerte, venceremos!!


Fuera de broma, es un buen post, te recomiendo que no pierdas la regularidad. Saludos!